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viernes, 1 de abril de 2016

¿Qué prefieres para tu hijo velocidad o calidad?

El pedirle a un niño que se esfuerce en leer el mayor número de palabras posibles y después ver si comprendió lo que leyó,  es como pedirle que arrase con un plato de comida y después preguntarle si la soboreó.




El interés de algunos espacios educativos por medir la capacidad y madurez de los niños para leer ciertas palabras por minuto, me hace sentir incómoda al respecto.

Pareciera que a nivel escolar quisiéramos  ¨aborazadores de libros¨ desde que cumplen 6 añitos y en el intento por darnos gusto a maestros y padres, los niños se van perdiendo una gran cantidad de experiencias como las que transmiten las ilustraciones, ya que no son meramente decorativas, sino que sensibilizan y ponen en contexto al pequeño lector.

Me he topado con algunos padres, que para lograr el objetivo de palabras por minuto, les han dado a leer a sus hijos de 6 años recetarios de comida y hojas de periódico, ya que a final de año hay un concurso de lectura y ¨con los dibujitos de los libros infantiles se distraen¨.
Quedé en ¨shock¨ al escuchar este razonamiento.



Otra cosa que deberíamos de contemplar es que no es lo mismo leer sobre fantasía, poesía, ficción, ciencia o clasicos; ya que la dificultad de la lectura depende de la temática y el contexto de época de la historia.

Ante esto, algunos padres se llegan a ver forzados a buscar solo cierto tipo de temáticas y formatos para que sus hijos cumplan con el estándar de las palabras por minuto según su edad y grado escolar. 

Siento que el fomentar este tipo de lectura rápida estando tan pequeños, le restamos al niño la oportunidad de formar un pensamiento crítico de lo que va leyendo, de preguntar cuando tiene una duda de vocabulario, y aunque quizás lo comprenda, no le damos tiempo de afirmar o cuestionar las palabras que repite, no les damos tiempo de imaginar ni de observar.





No descarto, que habrá un momento en sus vidas, con una mayor madurez, en que será importante el contar con una rápida habilidad para leer y comprender durante su formación académica-universitaria, o para poder analizar y tomar decisiones de forma rápida durante su vida laboral, pero que sea paso a paso.

Honestamente, no siento que esta habilidad de lectura rápida necesiten trabajarla a tan corta edad: es como cortarle las alas a un ave para subirla a un avión.

Comparo el gusto genuino por la lectura como cuando disfrutamos los adultos de una buena copa de vino: no lo bebemos de un trago. Primero lo catamos, lo saboreamos, lo percibimos, lo apreciamos, hacemos pausas....no queremos una carrera por acabarnos la botella o ¿sí?

¡Me encantaría conocer tu opinión al respecto!
Y recuerda que este 2 de abril es el ¨Día internacional del Libro infantil y juvenil¨




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